Dicen que toda crisis trae una oportunidad. Yo la vi bien clara: durante el confinamiento iba a pegar un empujón a todos mis proyectos. Resultado: ya van casi dos semanas y no he sido más improductiva en mi vida – y eso que llevo años trabajando desde casa -.

Aparecen todo tipo de artículos para sobrellevar la cuarentena. A mí estar encerrada no me implica ningún cambio, es mi rutina habitual. Lo peor ha sido dejar de ser productiva en mis tareas. Para superar este efecto colateral de la crisis del coronavirus, he tenido que analizar qué me está impidiendo ser eficiente.
Éstas son las 10 razones que me impiden trabajar:
- “Cuando se tiene tanto tiempo parece que no pasa nada por perder un poquito… Y de repente ese poquito se vuelve un montón”, me ha dicho mi amigo David Weeks. I totally agree.
- Surgen nuevas prioridades, como son leer las noticias 8 veces al día y, sobre todo, comunicar con todo el mundo constantemente para comprobar que están bien, incluso con gente que hacía 10 años que ni hablaba.
- Han surgido miles de actividades virtuales. Muchas más cosas que hacer, y aunque yo no pensaba hacer nada nuevo, he dejado de hacer lo que ya hacía porque es otra epidemia: nos hemos quedado sin tiempo.
- Se ha desatado la creatividad colectiva, y circulan todo tipo de vídeos, audios y textos de lo más originales que cumplen muy bien su cometido: distraernos.
- Cuando empiezo a hacer algo (leer, meditar, taichi…) no puedo concentrarme porque estoy pensando en la última noticia impactante que he descubierto. Es la excusa perfecta para parar e ir a picar algo a la cocina.
- Como el “estado de alarma” me ha puesto en modo supervivencia, he empezado a consumir todos los productos raros que tenía abandonados en el fondo de la despensa, y a hacer recetas rarísimas con harina de judías mungo, colorantes alimentarios, setas secas, en fin… Si no me mata el virus ahí fuera, me mato yo solita aquí dentro.
- Como nos exigen que mantengamos la calma, yo cojo y me relajo con todo, incluso con mis tareas cotidianas. Ni que decir tiene con las obligaciones.
- Se me hace raro seguir trabajando en los proyectos que tenía empezados. Y publicar en las redes algo que no tenga que ver con el coronavirus parece inapropiado. ¿Qué sentido tiene todo si estamos ante el fin del mundo?
- En cuanto al trabajo, ya no me valen los objetivos que tenía. Además, es difícil poner nuevos objetivos ante la incertidumbre de este panorama, así que sin objetivos no hay acción.
- Las fuerzas mayores que escapan a mi control y la preocupación son la justificación perfecta para tomarme el descanso que hacía meses que no tenía.
Antes de que se desatara esta situación, mi plan de marzo era recluirme para acabar ciertas tareas. Podría estarlo cumpliendo perfectamente, pero estas excusas tan tontas me lo impiden. Son mi particular «enemigo invisible».

Como trabajadora autónoma, la única oportunidad que me está trayendo esta crisis es la de verme sin jefa, y no me está gustando. Espero que mi ejemplo no te sirva de excusa para sumarte a la improductividad. ¡Tenemos que superarlo codo con codo!
¿Hay alguien ahí fuera – o mejor dicho “ahí dentro” – a quién no le afecten estas razones? ¿Te afecta algo más que no haya mencionado? ¿Te sirven las soluciones de los miles de artículos que aparecen para sobrellevar la cuarentena?
¡Ánimo con la situación y a tope con el #yomequedoencasa !
A mí me pasan algunas sí, algunas no. Pero es que yo no trabajo desde casa, y la situación es muy diferente.
Ánimo ahí, que eres una de las personas más disciplinadas que conozco!
A ti el confinamiento te está trayendo buenas rutinas, ¡a ver si tomo ejemplo! Gracias por los ánimos ♥️
Si, estoy aquí dentro y totalmente de acuerdo con todo. Me falta día!! Leo menos que antes y eso me enfada. Todos los días me levanto con el propósito de no abrir el móvil hasta después de comer y mantenerlo silenciado pero no lo consigo. Me distraigo con cualquier cosa, eso si, los consejitos que circulan por ahí sobre el coronavirus ni los abro, no me aportan nada. Los de visitas virtuales a museos, parques nacionales, de entretenimiento y algunos musicales están bien, pero hay que dosificarlos. Y si, hay algo que me afecta y mucho, estar lejos de mis hijos y no poder ver ni pasear con mis amigas. De todas formas no me quejo, soy una privilegiada.
Jajaja! Coincido en todo. Veo que no estamos solas. Nos acompañamos en el sentimiento ♥️
Pues la verdad es que yo estoy siendo más productivo que cuando salía a trabajar, pero si que es verdad que podrían ser menos menos horas si consiguiera librarme del móvil durante el tiempo de trabajo. El chorreo constante de mensajes corta el flujo de trabajo.
Yo sólo veo las noticias por la noche antes de cenar para saber si ha pasado algo importante.
¡Si lo has conseguido, es que se puede! Ya mismo me dejo de tonterías. Gracias por ser un modelo!!! ❤
Sí que es cierto que todo lo que no tenga que ver con el coronavirus parece impertinente. Pero realmente creo que puedes escribir lo que quieras en tu blog… Basta con relacionarlo después de alguna manera con el coronavirus
Un truco estupendo! Gracias, Taliesin 😉
Me está pasando gran parte de lo que a ti. Pero, como decía Manolo García en su canción: «Nunca el tiempo es perdido». Si analizas lo que haces a lo largo del día, no debes fustigarte sino comprenderte y cuidarte. Las excusas que tan bien describes, para mí son mecanismos de defensa ante lo que está ocurriendo y que nos cuesta procesar. Por fin estamos bajando el ritmo y, como afirmas en el punto 10, necesitábamos un descanso. Combinado con el teletrabajo he vuelto a hacer ejercicio, tengo tranquilas charlas familiares, estoy viendo cine casi cada noche, tengo la casa más limpia y ordenada y voy rascando alguna horita para escribir. Que podría estar rindiendo mucho más…por supuesto! Pero progreso adecuadamente! Y seguro que tú también. Abrazos virtuales, Irene!!!
¡Ahora ya sí que entiendo perfectamente lo que me pasa! A aceptarlo y a sacar la ventaja que nos trae. ¡Mil gracias por tu comentario, Nuria!
Te comprendo muy bien y hasta me ha parecido un alivio que hayas hecho un post con esto. ¡Alivio!!!
He pasado de pensar: mira cuanto tiempo para hacer cosas que no podía a buscarme algunas de las razones que expones para no hacerlas. Y aquí estoy 2 semanas después recriminándome por no haber pegado palo al agua. Eso si, estadísticas del coronita tengo para dar y aburrir.
Ya somos dos «distraídas».
Cuidate mucho.
Besos
¡Gracias, Luisa! Esta cuarentena nos acerca en muchas cosas. A partir de ahora, a ponernos las pilas, jajaja! ¡Un abrazo!
Gran abrazo, que viene bien estos días. 🙂
Jajajaja ¡¡ME ENCANTA!! Tengo que compartir esto porque somos miles en la misma vaina… Jajaja. TE ADOOOORO, valiente
Jajaja! No debería decir que me alegro por esta bajada de productividad general… Pero me alegro de no ser un caso raro. ¡Ahora a luchar juntas para ponernos las pilas! Besos, querida!
Nunca he sido tan productivo. Esta mañana logré alfabetizar mis calcetines
Jajajajajaja! Ese es un logro que bien merece todas las terribles consecuencias de esta epidemia! Jajaja
Cuando se vaya normalizando el enclaustramiento, se van a poder escribir tratados sobre nuestra capacidad de organización, abstracción, disciplina, planificación, comunicación….. creo que no nos conocemos tanto a nosotros mismos como creemos. De vez en cuando, la sociedad tendría que entrar una pequeña temporada en «stand by»…..
¡Cierto! No sólo los políticos tienen que aprender de la situación.
¡No hay mal que por bien no venga! A ver si aprendemos…