El realista habla de hechos, es decir, situaciones pasadas o actuales. Si hablamos del futuro, no hay realismo que valga. Para plantear conjeturas existen dos posturas: optimista o pesimista.

No es pesimismo, es realismo:
Yo reivindico el uso de la postura realista como algo beneficioso, incluso si revela que una situación es desfavorable; y es que tener una actitud crítica es el primer paso hacia la solución de un problema.
Hace poco llegué a la última ronda de selección para un trabajo sin haber leído en qué consistía. Primer error por mi parte. Después, comenté con una amiga que había sido un desastre: “Fallé todas las pruebas y fui la peor de los 15 que habían convocado”. La reacción de ella fue: “No me lo creo, seguro que eras la mejor”. Y yo: “Que no, tía. No tenía las habilidades necesarias para ese curro ni de lejos”. Y ella: “Anda ya… Seguro que sí”. Resulté ser la única no seleccionada para el puesto.
Yo sé que el objetivo de mi amiga era animarme, aunque para mí negar los hechos no es consuelo. Si yo pensara que soy la mejor y que se han equivocado conmigo, cambiaría la lección que me llevé por indignación y resentimiento. Por el contrario, ser realista me consuela: acepto la situación como justa, y además me siento agradecida por haber descubierto en qué áreas puedo mejorar. No se trata de ser pesimista, sino realista.
No es realismo, es pesimismo:
El realismo constata hechos, así que salvo que seamos Rapel, es una osadía pretender ser realistas en nuestros pronósticos. El pesimismo, al revés, es pura especulación, es una visión parcial tendente a la negatividad, y puede aplicar a cualquier momento – pasado, presente o futuro -.

Como el pesimismo tiene peor reputación que el realismo, mucha gente disfraza su pesimismo de realismo. Esto ocurre sobre todo en el marco de las excusas.
Ya sabemos que las excusas están a la orden del día, y que las hay de todos los colores, pero hay una que está muy de moda a pesar de su poco fundamento, que es la de negar la posibilidad de algo sin ni siquiera intentarlo. Y de remate, añadir: “No es que sea pesimista, es que soy realista”.
Si cogemos el mismo ejemplo de la entrevista de trabajo, veremos que se puede ser realista en una predicción únicamente en dos casos:
- Cuando el futuro es inmediato (Mis habilidades hoy no corresponden al perfil del puesto, y la entrevista es mañana).
- Siempre que exista un hecho presente inamovible (No puedo hacerme pianista porque me faltan los dedos de una mano – aún así se han visto casos-);
Y es que es importante reconocer cuando uno está siendo pesimista. Lo primero, porque calificar de realista una opinión es una gran vanidad. Nadie tiene el poder de conocer una realidad que aún no ha llegado. Por el contrario, hay muchas otras realidades más acordes con la decisión de que “no vaya a funcionar”, como son: me da pereza, no quiero cambiar, tengo otras prioridades, etc.
¡Llamada a la acción!
Por favor, no confundamos realismo y pesimismo. Y, sobre todo, dejemos de calificarnos como “realistas” para así negar la acción que nos lleve a cumplir ideales. Me atrevo a decir esto como gran pesimista que soy, que veo fatal mi futuro y el de la humanidad. Quizás por eso me esfuerzo tanto en mejorar desde el presente la realidad que vendrá.

Es tan fácil disfrazar las excusas de «hechos». Cuantas veces en mi profesión me dicen que ellos nunca se podrán mover así y yo les digo que podrían si hubieran practicado 3 horas al día, todos los días y durante 20 años.
¡Buenisímo ejemplo! Es que hasta las situaciones físicas se pueden revertir!
Magnífico. De verdad.
Yo sigo queriendo saber más de esa entrevista de trabajo en detalle, porque creo que aprendería mucho yo tb.
Pues sí, ¡te la tengo que contar por las risas!
Reconozco que adolezco tanto de pesimismo como de realismo, en este caso porque veo las cosas como son y no trato de disfrazarlas y en cuanto al pesimismo, la mayoría de las veces es pura pereza por afrontar la situación. Cuando algo, que en un principio, me parece difícil o costoso de hacer y con un poco de esfuerzo lo supero, me supone tal subidón que estoy dispuesta a hacer lo que se ponga por delante.
¡A mí me pasa igual! De hecho la llamada a la acción en todas mis publicaciones me la lanzo a mí misma. Por eso lo escribo, para grabarme propósitos. Gracias por comentar!
Quizá, y sólo quizá, desde una perspectiva más estoica muchas mentes cambiemos la manera de ver la vida.
¡Ojalá! Eso es un maravilloso ideal que perseguir. Voy a ser optimista y proponérmelo como objetivo. Gracias por la referencia al estoisimo.