Las mentiras nos rodean por todas partes: en la historia, en la vida social, en las declaraciones de los personajes públicos y en la boca de nuestros allegados; pero solo hay unas mentiras que importan, las que instalamos en nuestra cabeza.
Hay gente que miente compulsivamente. He observado a algunas de estas personas y lo más sorprendente es que ellas mismas se convencen de que los hechos y diálogos que inventan son reales: “No me han pagado lo que me corresponde”, “Llego tarde porque he estado trabajando”, “No conozco de nada a esta persona”, «Fulanito me ha insultado»…

Hay ciertos contextos en que hacer trampas (mintiendo) está incluso admitido: entrevistas de trabajo, venta agresiva, ciertos juegos, política…
Hay personas que no paran de engañarse a sí mismas, diciéndose que no pueden, que no valen, que son víctimas; o, al contrario, que son omnipotentes, que han encontrado al príncipe azul o que todo el mundo las quiere.
Hay mentiras ancestrales que llevamos siglos repitiendo inconscientemente como si fuesen axiomas indiscutibles. Expresiones como: “la confianza da asco”, “la verdad duele”, “los hombres no lloran”, “todas las mujeres quieren ser madres”…

La verdad es tan simple como que todo es mentira. Cada uno se la adapta de la mejor manera que puede para garantizarse su propia subsistencia.
Puesto que nada es real, yo prefiero crearme una mentira que al menos no me haga sentir como una mierda para el resto de mis días, ni pensar que la esperanza está completamente perdida.
La vida está llena de dificultades, pues me voy a autoengañar convenciéndome de que me encantan los retos. No siempre salen las cosas como una quiere, así que me voy a repetir que cualquier destreza requiere de entrenamiento. Hay personas que entorpecen nuestro camino, y me digo que es necesario, en la misma proporción en que hay muchas personas que están dispuestas a ayudarnos. Los amigos vienen y se van, por eso me voy a consolar pensando que, si somos seres libres, tenemos derecho a cambiar. Al final uno siempre está solo, y yo creo a pies juntillas que gozar de la soledad es un privilegio, y que, si me enamoro de esa voz interna que me dice cosas bonitas por dentro, nunca estaré realmente sola.
Gozar de la soledad es un privilegio sabiendo que no estas solo.
Eso también es verdad! Jajaja! Puedo estar segura de que sola no estoy. Gracias, mamá!
Suscribo cada una de tus palabras. La realidad es una gran mentira, cada uno creamos nuestra propia verdad.
Parafraseando a Lord Byron: la felicidad sólo es real cuando es compartida.
Esa es la frase final de «Into the wild» y la he pensado mientras escribía el post! No sabía que era de Byron! Que bueno, Karlos! Muchas gracias por tu comentario!
Into the wild es mi tótem. Recurro a ella cuando todo se oscurece alrededor.
Hay mucha gente mentirosa o que novela sus vidas. Sin comentarios……………..ya todos sabemos…………..no voy a perder mi tiempo en eso.
Los autoengaños de los que hablas son fantásticos, una manera positiva de ver la vida, superar los baches y seguir adelante.
La soledad escogida es fantástica, aunque una buena compañía es impagable.
Buen domingo y besos.
Siempre traes puntos positivos, me encantan!
Supongo que la gente mentirosa también se autoengaña, porque se lo acaban realmente creyendo.
Totalmente de acuerdo con tu frase sobre a soledad escogida y la compañía! <3 Feliz domingo a ti también, Luisa!
Creo solo se puede definir la mentira cuando somos conscientes de que estamos engañando; si defendemos una idea honestamente, aunque sea demostrablemente mentira, seremos unos ilusos que queremos crear una ilusión que nos interesa o gustaría, o una justificación ante un resultado adverso. El peor mentiroso es el que es capaz de manipular a los demás, pues se convertirán en defensores a ultranza de esa mentra, tan común en el mundo de las ideas: política, religión, interpretación de la historia……
¡Qué buen apunte! Entonces ¡viva la ilusión y vivan los ilusos! ¡Vivamos!
Elije tu propia mentira.
Tu enunciado «La verdad es tan simple como que todo es mentira» es tan creíble que parece ser verdad, pero también debe ser una mentira, ja, ja.
Muy bueno el enfoque de esta reflexión y las pautas de autoengaño para tener una visión positiva de la vida a pesar de los pesares.
Este tema de la mentira lo trato en mi blog también, pues es algo con lo que lidimos a diario queeramos o no.
Me gusta la frescura que exhibes en tus entradas, temas serios tratados con alegría y entusiasmo.
Buen hacer con las letras y su contenido Chismilín.
Mil gracias por tus palabras, Idalia. Me encanta que tengamos las mismas inquietudes. Tú sí que sabes expresar bien temas complejos. ¡Disfruto muchísimo con tu blog!