El Yin y el Yang de las personas y de las situaciones hace que todo sea mucho más interesante. Pensar en esta dualidad me produce un consuelo inmediato.
La trampa de la justicia divina
Reconozco que por mucho tiempo y en numerosos ámbitos me he amparado en esa cómoda y protectora excusa del “todo llegará”-¡Inocente! Efectivamente nadie se lo merece más que tú. Ni menos tampoco. No es cuestión de que alguien o algo externo decida que me lo merezco y me lo dé, sino de que yo misma me lo creo (tengo esa creencia de merecerlo) y me lo creo (hago por encontrarlo).