Cinco manifestaciones de las personas inteligentes

Existen una serie de cualidades que ayudan a las personas a ser percibidas como personas resueltas y capaces. Lo mejor es que uno mismo se sentirá así si las pone en práctica.

Partiendo de que todo ser humano está dotado de inteligencia, desarrollar estas cinco cualidades está al alcance de cualquiera. Sin embargo, la gran mayoría de nosotros limitamos ese potencial.

1- Curiosidad. Las personas que dan rienda suelta a sus facultades son irremediablemente curiosas, solo en lo desconocido se encuentra cancha para el crecimiento y el aprendizaje. Manifestaciones de esta cualidad se presentan en los aspectos más básicos de nuestra vida cotidiana, por ello podemos decir que la curiosidad es un disfrute de lo más económico y, si se quiere, se puede practicar sin medida, ya que los estímulos que nos rodean son ilimitados.

El ejemplo más claro es la comida. Necesitamos comer, si no nos morimos, pero nadie nos dice que tengamos que comer siempre lo mismo. Las personas curiosas aprovechan la oportunidad que nos impone esta necesidad vital para probar sabores y texturas nuevos, descubrir nuevas elaboraciones, combinaciones de sabores, productos desconocidos… Se trata de un verdadero deleite cuando se tiene un razonamiento sensato, según el cual sabemos que no nos supone ninguna amenaza probar aquello que es comestible y apreciado por otras personas, y que la variedad no solo desarrolla tu cultura, sino que además es saludable. Esto aplica a todo, a la música y sus múltiples estilos, al deporte, a la exploración de la geografía que nos rodea, al trato con personas diferentes, etc.

2 – Confianza. Es normal que tras sufrir un engaño, uno se proponga no volver a caer en la trampa, pero pecar de recelo solo demuestra que uno no confía en su capacidad de discernimiento. Pensar que todos te quieren engañar es lo mismo que aceptar que uno mismo no sabe ver el engaño, y se cura en salud cerrándose en banda a todo lo bueno y malo que se le cruce. Un ejemplo claro, para no ofender a nadie que me esté leyendo, es el de una persona analfabeta. Al no poder leer las condiciones de las transacciones que realizamos a diario, evita salir de su círculo conocido. Pero hasta para esa persona existe la posibilidad de trascender su condición, puede aprender a leer y puede pedir ayuda. El caso extremo es el de las personas que presentan el síndrome de la paranoia conspiratoria, según el cual uno se siente objeto de todos los ataques externos. No sólo denota falta de discernimiento, sino también un alto grado de egocentrismo.

Playa de Benijos, Tenerife

3 – Criterio propio. Esta cualidad se manifiesta en todos los planos de la existencia, tanto en el aspecto físico como en el intelectual. A una persona que tiene estilo personal no le influyen las corrientes de las modas, no pretende demostrar su valía mediante accesorios y distintivos externos; lo mismo que no se adhiere de forma incondicional a corrientes de pensamiento, tribus urbanas, partidos políticos, religiones, y demás, que dictan todo lo que uno tiene que pensar sin dar libertad a los individuos para cuestionar sus doctrinas, enfrentarlas, cambiarlas, incluso hacer una amalgama de todas escogiendo lo que a uno le parece más razonable de cada ideología sin necesidad de adscribirse a ninguna.

4 – Autonomía. Una persona inteligente, que confía en su capacidad de discernimiento y en su criterio, que es curiosa y le gusta aprender, no tendrá ningún problema en diseñar sus propios proyectos y en arriesgarse a ponerlos en marcha. Sabrá cuando necesita ayuda externa, y cuando ésta le está frenando en dirigir con libertad su plan. El caso más claro de la autonomía llevada al extremo es el de aquellas personas que arriesgan su seguridad laboral, apuestan por sus propias capacidades para generar riqueza, y se declaran trabajadores autónomos.

Playa de Nairn, Escocia

5 – Optimismo. Las circunstancias externas nunca son favorables, todos vamos a pasar por la vida como si de una carrera de obstáculos se tratara. Imponerse la fatalidad de la mala suerte para justificar la falta de acción es solo una forma de autoengaño, y es que optimismo y actividad van de la mano, igual que el pesimismo se agarra a la pasividad. Siempre se podrán encontrar ejemplos de personas diferentes a las que semejantes circunstancias les producen excusas a unas, inspiración a otras. Todo depende de la actitud con que nos enfrentamos a los obstáculos. Una actitud positiva es sin duda una pértiga que nos va a propulsar por encima de cualquier impedimento. El optimismo no solo consiste en ver la parte buena de lo que a uno le ocurre, sino también en ver la bondad de la gente que le rodea. Cuando alguien se detiene a criticar todas las faltas de los demás está perdiendo un tiempo precioso en el que podría estas actuando en línea con sus planes. Cargarse de energía negativa es un peso a la hora de querer despegar hacia nuestros cometidos.

Que yo sea capaz de identificar estas cualidades no significa que las posea. Sí me propongo, de ahora en adelante, prestar atención a cada situación que me permita ponerlas en práctica y desarrollarlas. Con suerte, algún día, llegaré a ser una persona manifiestamente inteligente.

Chismilín

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